Desde pequeñita, siempre he
escuchado este refrán que los mayores decían: “para un minuto de representación
se necesitan 10 años de práctica”. No lo entendía bien en aquel momento porque
me parecía fácil y bonito actuar en el escenario. En junio de 1997, o sea,
cuando tenía 9 años, como representante de nuestra escuela, asistí a un
concurso de oratoria para celebrar la devolución de Hong-Kong a China y gané el
primer premio. Antes de asistir al concurso, estaba muy nerviosa porque era un
poco tímida y temía no ganarlo. Mis padres me animaron y lo practiqué mil
veces. En el momento que me dieron el premio casi lloré y entendí de pronto
esta frase: “para un minuto de representación se necesitan 10 años de
práctica".
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