Bian Que visitó al
monarca Cai Huan, se paró y lo miró por un momento. Bian Que dijo al monarca: “Señor,
usted tiene algunas enfermedades en su piel. Si usted no acepta el tratamiento,
me temo que la enfermedad se agravará.” El monarca Cai Huan dijo: “No tengo
ninguna enfermedad”. Después de que Bian Que saliera, Cai dijo: “Los médicos
quieren tratar a los pacientes que no están enfermos para ganar dinero y popularidad.”
Después de diez días,
Bian visitó al monarca Cai otra vez, y le dijo: “Usted ahora tiene la
enfermedad en sus músculos. Si usted no acepta el tratamiento, me temo que la
enfermedad se agravará”. El monarca Cai desoyó a Bian. Cai se sintió molesto
después de que Bian saliera.
Después de diez días más,
Bian visitó al monarca Cai otra vez, y le dijo: "Usted ahora tiene la
enfermedad en sus órganos. Si usted no acepta el tratamiento, me temo que la
enfermedad se agravará". El monarca Cai desoyó a Bian una vez más. Cai se
sintió todavía más molesto después de que Bian saliera.
Después de diez días,
Bian visitó a Cai. Bian dio la vuelta y corrió. Entonces Cai envió a alguien especialmente para preguntarle. Bian respondió: “Si la enfermedad está
en la piel, se puede utilizar una compresa caliente para tratarse; si la
enfermedad está en los músculos, se puede utilizar la acupuntura para tratarse;
si la enfermedad está en los órganos, se puede utilizar una fórmula para
tratarse; si la enfermedad está dentro de los huesos, los médicos no pueden
hacer nada, porque esto depende de los dioses. Ahora Cai tiene la enfermedad dentro
de los huesos, por eso, no quiero ni puedo tratarlo.”
Después de cinco días, a Cai le dolió todo el cuerpo y envió a alguien para que buscara a Bian y que lo tratara. Sin embargo, Bian había huido al estado vasallo de Qin. Finalmente, Cai murió de esa enfermedad.
La moraleja de esta
historia es que no se deben desoír los consejos que te da la gente,
especialmente si tratan sobre salud.
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