En la antigüedad, la gente que vivía en el mundo no sabía
cómo hacer fuego y tampoco sabía cómo usarlo. Cuando era
de noche, todo el mundo estaba oscuro y nadie podía ver nada, solo se oían los
rugidos de las fieras. Los hombres se quedaban juntos con frío y miedo. Sin fuego,
la gente solo podía comer comida cruda. Por eso,
se ponía enferma a menudo y vivía una vida demasiada corta.
El Dios Fu Xi se
preocupó mucho cuando se dio cuenta que la vida de la gente era tan dura.
Quería ayudarla para que conocieran el fuego. Usó su poder para provocar una
tormenta durante la cual un rayo cayó sobre un árbol y lo partió por la mitad.
El árbol roto se prendió y se incendió rápidamente. Toda la gente se asustó y
corrió. Después de poco tiempo, cesó la lluvia. No obstante todavía hacía más
frío después de llover. Todos se refugiaban juntos por la noche.
Un joven
descubrió que los lugares que estaban cerca del fuego eran más cálidos que
otros y los rugidos de las fieras no se oían. Entonces le gritó a sus amigos: “¡venid!,
¡aquí hace más calor y hay claridad! ¡Las fieras tienen miedo del fuego!”. Mientras
tanto, descubrieron un aroma de unas fieras que estaban quemadas y muertas. El
joven probó la carne y le pareció rica. Les dijo a los demás: “tomad las carnes
quemadas, son muy ricas.” Por eso, toda la gente probó la carne le gustó muchísimo. En ese momento la gente se dio cuenta del valor del fuego. Entonces, recogieron unas ramas y
las encendieron para guardar y avivar el fuego. Cada día hubo una persona que cuidó del
fuego. No obstante, desdichadamente, un hombre se quedó dormido mientras estaba
cuidando del fuego para que no se apagara. Como resultado perdieron el fuego, el mundo se hundió
en la miseria del frío y la oscuridad otra vez.
El joven que descubrió en primer lugar las propiedades del fuego se quedó todos
los días pensando de qué manera podía prender fuego. El Dios Fu Xi vio eso
desde los cielos, entonces...
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