Bian Que (nació en el 407
y murió en el 310 AC) fue un médico tan famoso y bueno que hizo revivir a un paciente que ya se había considerado muerto.
Huangong Qi fue el
emperador del país Qi de la Antigua China.
Una vez, Bian Que fue a
visitar al emperador. Como médico que tenía mucha experiencia, descubrió que
tenía un problema físico que no se notaba. Dijo que: “Usted tiene una
enfermedad de la piel que es muy fina. Si no se cura, se va a convertir en una
más grave”. Huangong Qi no lo creyó y dijo: “Yo no tengo ninguna enfermedad, a
los médicos les gusta hacer diagnósticos a los que no tienen problemas y se
alegran de esto”. Bian Que se fue.
La segunda vez que Bian
Que visitó al emperador, le dijo: “Su enfermedad ya está en los músculos, si no
se cura, va a entrar en más adentro.” Huangong Qi estaba enfadado y no le
contestó nada a Bian Que.
La tercera vez después de
diez días, Bian Que dijo:“Su problema ya ha llegado al estómago y al bazo, si
no se cura, va a entrar todavía más.” Huangong Qi tampoco dijo nada.
Al final, una vez que vio
al emperador, Bian Que se fue corriendo sin decir nada. Huangong Qi lo detuvo y
le preguntó por qué hizo eso. Bian Que contestó: “Cuando su enfermedad estaba
en la piel, podía utilizar una la fórmula en la piel y podía curarle; cuando
estaba en los músculos, la acupuntura pudo ayudar; cuando la enfermedad llegó
al estómago, las fórmulas para tomar podían curarle; pero ahora la enfermedad
ya está en los huesos y los médicos ya no pueden ayudar a curarla, por eso me
voy sin decir nada.”
Después de cinco días,
Huangong Qu tuvo dolor en todo el cuerpo pero Bian Que ya se fue a otros
países. Huangong QI murió.
Este cuento nos enseña
que no podemos temer escuchar algo malo pero útil para nosotros. No sólo en
enfermedad sino también en los errores que tenemos, deberíamos recibir lo que
dice la gente que tiene experiencia para que vaya mejor nuestra vida.
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